viernes, 22 de marzo de 2013

Monseñor Romero: "Un Santo Asesinado por Motivaciones Políticas"



En su primer viaje a Centroamérica en 1983, el papa Juan Pablo II se detuvo inesperadamente en la catedral de San Salvador. En el interior de sus muros de ladrillo rojo y cemento armado, el papa se arrodilló para orar sobre la tumba del arzobispo Óscar Arnulfo Romero, asesinado tres años antes. El papa calificó a Romero de «celoso Pastor a quien el amor de Dios y el servicio a los hermanos condujeron hasta la entrega misma de la vida». Aunque sobria, la oración es digna de mención: menos de un año antes de la muerte de Romero, el papa había estado considerando el envío de un administrador apostólico para regir la archidiócesis en sustitución de Romero.

Tomado de Douglas Marcouiller
Mons. Romero «Sentir con la Iglesia»
. Sal Terrae 2004


Mientras celebraba el sacramento de la reconciliación, una bala asesina atravesó la casulla y el corazón de Óscar Arnulfo Romero. El único «delito» que se le conoce al arzobispo de San Salvador es explicar el Evangelio, hacer oír su voz desde el incómodo papel de profeta de la verdad, y eso es cosa que forzosamente atrae la violencia de quienes no aceptan más soluciones que las impuestas por ellos.

Monseñor Óscar Romero estaba muy lejos de ser un «curita exaltado», muy lejos de ser un revolucionario de turno. Era, sencillamente, un hombre bueno, un obispo que había tomado radicalmente en serio su deber de pastorear -y, por tanto, defender- a sus fieles. Por carácter, por temperamento, era un hombre pacífico, amigo del diálogo, pero lúcido también ante la realidad de la violencia padecida por los oprimidos.

Como un nuevo Tomas Becket, solo que un tiempo mas moderno, pero talvez un tanto mas violento, Monseñor Romero cae abatido por una bala luego de oficiar una misa, cae muerto en presencia de muchos, muchos fueron los que escucharon su voz por ultima vez, vieron como se desplomo, vieron creo yo el ultimo suspiro de aquel sacerdote que pregonaba la igualdad social, que rechazaba la injusticia que se vivía, en aquellos días, el que clamaba por el cese de la represión en contra la clase mas oprimida en El Salvador.

Realmente mucho se habla de su vida y obra, igualmente de su muerte, de quienes lo mataron y del porque lo mataron.
Existe un gran debate, que divide en gran manera las posiciones de muchos a la hora de dilucidar cuales fueron las causas materiales del porque, del magnicidio de Monseñor Romero, siendo Monseñor un hombre de fe, un hombre honorable, que pregonaba al pie de la letra el evangelio, aducía que como pueblo, debíamos, de regirnos por los principios rectores, derivados de la enseñanza de Jesús. 

Monseñor y la Política?

Monseñor Romero denunciaba cada semana los crímenes cometidos en el país. De uno y otro signo. No dudaba en condenar a las organizaciones que desde la izquierda política dedicaban todas sus fuerzas a la organización y a la acción política para «cambiar al hombre salvadoreño». Pero al mismo tiempo removía la conciencia del país recordando que quien tiene una fe sin obras no puede esperar la salvación.
Es por ende que monseñor hablaba de crear una sociedad distinta, una sociedad en donde la represión quedara por fuera, un país distinto, en donde los pobres tuvieran oportunidades.

En la homilía del 17 de febrero de 1980, Monseñor Romero dijo con claridad que no intentaba, de ninguna manera, hacer política, aun en aquellas circunstancias en que, por una necesidad del momento, se veía obligado a "iluminar" la política de su patria, como pastor, desde el Evangelio. «Es, decía el, una luz que tiene la obligación de iluminar los caminos del país y aportar, como Iglesia, la contribución que, como Iglesia, tiene que dar». Anteriormente había declarado a la televisión suiza lo siguiente: «La mía, no es una predicación política, sino evangélica, para iluminar la política como nos manda el Concilio, cuando recuerda el derecho y la obligación que la Iglesia tiene de iluminar desde la ética cristiana las diversas actividades humanas, entre las cuales está la actividad política»

Es decir que con su labor a favor de los pobres, ilustrándolos sobre sus derechos, hablándoles sobre un estado de bienestar social, con mayores libertades, con menos injusticias y con menor opresión, trataba de manera directa, cambiar las políticas represoras de los gobiernos de aquellas épocas, y de cierta forma cambiar el régimen instituido en El Salvador,  por aquellos poderosos que de esa forma vivían bien en El Salvador.

Muchos confunden la labor de Monseñor Romero, y aducen erróneamente que su labor fue a favor de una tendencia ideológica (una forma de hacer política) cosa que no es cierto, porque Monseñor Romero, nunca opto por ser parte de ningún grupo de Izquierda, ni de el FMLN, puesto que ni existía en aquellos días, como organización.

Monseñor Romero no estaba a favor de la violencia, mas sin embargo se pronunciaba a favor  del Derecho Constitucional de insurrección que tenia el pueblo, otra forma de cambiar la situación política, y ojo, no hablo de política partidaria, a favor de ninguna corriente ideología, mucho menos de alguna organización de aquellos días.
Su labor era a favor de los pobres, estaba con ellos, exigía al gobierno y a los grupos paramilitares de aquella época, el cese de la violencia, no mas muertes, no mas desapariciones, no mas torturas, el reconocimiento de los derechos humanos, no mas fraudes electorales, algo "Justo".

Claro, a los que ostentaban el poder en aquellos días, no les parecía lo que Monseñor Romero pregonaba, puesto que su labor interfería en sus planes.
Monseñor exigía un cambio, un cambio político y radical, un cambio en favor de los oprimidos (como ya lo dije).

Monseñor Romero con sus acciones y sus enseñanzas del evangelio, trataba la manera de llevar a cabo esos cambios, sin dejar a un lado su labor como pastor.
Monseñor Romero, pregonando con su enseñanza a favor de un estado en donde la riqueza estuviera mejor distribuida proporcionalmente, con mas justicia social, con igualdad de oportunidades para los pobres, con cero represión de parte de el Estado,  un El Salvador con mayor libertad, en donde se hicieran cumplir los Derechos Humanos, obviamente esa posición tomada por Romero, basándose en la Doctrina de la Iglesia, lo hizo ver como un actor Político  en El Salvador, antagónico a las fuerzas opresoras y dominantes de la época.

Monseñor Romero era odiado, la fuente de ese odio, recaía en su postura a favor del pobre, odiaban su forma de comportarse, odiaban la forma fehaciente en la cual el recriminaba a los opresores su forma violenta de actuar, odiaban su enseñanza del evangelio, de amor, fe e igualdad, decía que la forma en la cual la clase dominante había creado un estado de exclusión y desigualdad, era "inmoral" (tal cual lo alega, la doctrina de la iglesia católica).

Es decir, Monseñor Romero pregonaba una teoría basada en la fe, en la enseñanza de la iglesia, el actuar de monseñor se debía por completo a su fe, es decir, era odiado por tener tener fe, por defender a sus hermanos a los que el tanto amaba, a aquellos a los que nadie defendía, y eso, no le gustaba a los poderosos.

Monseñor no era comunista, no estaba a favor de la Teología de la Liberación, monseñor basaba sus posturas en el Evangelio.

Su accionar motivado por la fe, a Monseñor lo convirtió como ya lo dije un actor político, el cual pregonaba con solidez y valor,  una conversión a favor del pueblo, claro esas posturas ponían en quiebra la solidez de aquel régimen represor.  
Ante esta radical contestación del orden, tal como sucedió en tiempos de Jesús  los opresores y oligarcas reaccionaron violentamente.
Satanizaron la imagen de Monseñor Romero, lo insultaban, lo acusaban de comunista y de ser la cabeza política ideológica de las organizaciones de izquierda, esparcen noticias insidiosas para perjudicarle y desacreditarlo. Pero Monseñor no se intimida, continua predicando el evangelio y pregonando un cambio radical por crear un estado mas justo libre de homicidios y violencia en contra del campesino, basándose en la fraternidad universal y la trasformación del corazón.


Finalizando llego a la conclusión y determino (desde mi humilde perspectiva) que Monseñor Romero muere por la fe,  los que lo mataron no aceptaban el mensaje que Monseñor pregonaba, no aceptaban la palabra del Evangelio, y por ende no aceptaban la fe que Monseñor tenia en el único Dios, el Dios de Amor, de igualdad y justicia. Claro, las motivaciones por las cuales Monseñor obraba a favor del pueblo y en contra de los opresores, no eran políticas, mas bien el fundamento era, el amor que tenia hacia los pobres y desprotegidos, era la voz de los sin voz, pero, lo que creo define el dilema, es que, las motivaciones por las cuales los opresores matan a Monseñor fueron totalmente políticas.
Lease que hago la diferencia, entre la obra de monseñor, que fue lo que lo motivo, hacia donde lo llevo su obra y en que lo convirtió, en vida, y posteriormente, dilucido los motivos políticos que tuvieron los opresores, para matarlo, debido a que se inmiscuía en sus actividades, era un estorbo dicen algunos. 

Porque la Izquierda se apropia de la figura de Romero, sin intención, Monseñor, estuvo del lado de la clase que luego de su muerte en gran medida paso a formar parte de la guerrilla.

Pero, ese es otro tema, que pretendo tocar mas a fondo, dilucidar un argumento un tanto valido.


  • El diario del Vaticano, L'Osservatore Romano, dedica este jueves dos amplios artículos a la figura del monseñor salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, asesinado en marzo de 1980 mientras oficiaba misa y defiende su beatificación como mártir de la Iglesia.
  • "Monseñor Romero, más allá de los que se dice, contó con la solidaridad de dos pontífices (Pablo VI y Juan Pablo II), como lo documenta el diario del mismo Romero. Eso constituye un punto firme" para el proceso de beatificación, escribió el vice director del diario, Carlo Di Cicco.
  • Se trata de la primera vez que el diario de la Santa Sede dedica tanto espacio a monseñor Romero, cuya figura de persona comprometida con la defensa de la justicia social, divide a la misma jerarquía de la Iglesia católica.
  • "Monseñor Romero fue víctima de la polarización política, que no dejaba espacio a la caridad y a que ejerciera como pastor. Fue contrario tanto a la violencia del gobierno militar como a la de la guerrilla y vivió como pastor el drama de su rebaño", escribe en el mismo diario monseñor Vincenzo Paglia, postulador de la causa de beatificación.
  • Monseñor Romero fue asesinado por un francotirador de los escuadrones de la muerte el 24 de marzo de 1980, mientras oficiaba una misa en la capilla del hospital para cancerosos Divina Providencia de San Salvador.
  • "Parecía monstruoso el asesinato de un obispo en el altar. La respuesta fue: no se sabe aún el color de la bala que mató al arzobispo", contó Di Cicco, que conoció a Romero dos meses antes de su asesinato.
  • En febrero pasado, el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal portugués José Saraiva Martins, negó que se quiera obstaculizar la beatificación de monseñor Romero y explicó que la demora se debe a que se debe determinar "con claridad" su martirio, es decir si murió por 'odio a la fe' o por razones políticas.
  • "El mismo Juan Pablo II ha reconocido públicamente su figura, cuando visitó su tumba en circunstancias dramáticas y también cuando lo citó entre los mártires del siglo XX y oró por el 'inolvidable monseñor Oscar Romero, asesinado en el altar'", subraya Di Cicco.
  • Por su parte Paglia recuerda que Romero "era la persona más respetada de su país y por pedir insistentemente que se aplicara la doctrina social de la Iglesia fue acusado de ser comunista, aunque siempre condenó el comunismo y nunca cambio de opinión sobre ello", escribió.




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