jueves, 30 de mayo de 2013

Participación de Jóvenes en Política Partidaria, en El Salvador "Parte 2"

En El Salvador necesitamos mas Camilas y menos jóvenes involucrados con partidos dirigidos por retrogradas, motivados por el dinero, inspirados por algún día lograr ostentar un cargo publico para beneficiarse económicamente como sucede en El Salvador, con muchos lideres de organizaciones de jóvenes inclusive que al inicio se plasman con una imagen de "Independientes".




Siguiendo con lo que ya había escrito sobre participación de jóvenes en política partidaria,  como nuevas formas o agrupaciones dentro de partidos políticos en El Salvador, como verdaderos actores de cambio, motivados por ideales evolutivos propios de una mente joven, y no por otros elementos motivadores como el dinero o una plaza laboral patrocinada por el mismo partido como suele suceder, en muchos partidos dirigidos por "picaros" y añejos actores (Malos) dentro de la política en El Salvador, y no lo recalco con nombre, porque ustedes saben quienes son los que practican esas bochornosas actividades, que menoscaban la imagen de la "política" como tal, deformándola a tal punto que se llega a desconocer y mas bien equivocadamente, se asimila como política partidaria, cosa muy distinta.
Esos viejos políticos que jamas piensan dejar sus cargos, esos dirigentes que ni siquiera piensan en otorgar espacios a jóvenes con ideas pro-positivas, innovadoras, de corte evolutivo, y me refiero aquellos, que ni siquiera piensan en abrir espacio y darle una cuota a los jóvenes  para que puedan inclusive ser parte de concejos municipales; Por otra parte, hay otros partidos que de manera hipócrita abren espacios a jóvenes, que de una manera equivocada, siguen estando a favor de las distintas formas de hacer política de los que controlan el partido, es decir, muchachos que no son tomados en cuenta, a la hora de querer aportar una idea solida, puesto que únicamente esta ahí, para demostrar una imagen distinta del partido que representan.


Un Modelo Alternativo de Juventudes:

Esta crítica, que se fundamenta en evidencia anecdótica, creo que está bastante extendida. Yo, que personalmente estoy a favor de la participación política de los jóvenes, siempre digo que lo que se debería hacer es apuntarse directamente al partidose debe pugnar por los cargos y las ideas desde allí, desde donde se manda. Ahora bien, entiendo que una crítica a este planteamiento está ligada con la correlación de fuerzas de los jóvenes. 
Si asumimos una distribución homogénea de jóvenes en todas las agrupaciones de "X" partido, es posible que ellos, además de ser pocos, dispersen su voto y sean igual de irrelevantes. Por lo tanto, se me puede decir que las juventudes son útiles para agrupar los votos de los jóvenes y que tengan un peso organizativo que, por separado, no tendrían.
 Creo que variará de manera importante por tamaño del partido y juventud de sus votantes/ bases, pero asumamos que es cierto. En tal caso, agrupar a los jóvenes es útil para maximizar su poder orgánico aunque la hipótesis entonces es que este poder estaría siendo desviado por aquellos miembros dirigentes que son cazadores de cargos. De ser esto así, con un reemplazo en los jefes de juventudes es difícil solventarlo: otro ocupará su lugar. Lo que haría falta es un cambio mucho más amplio en la cultura organizativa. Mi idea sería conseguir que las juventudes dejaran de servir como una correa de transmisión y una coalición de jóvenes cambiaran su orientación para servir como un actor de cambio joven dentro de los partidos.

Cuando hablo de actor de cambio, me refiero a que sea una de organización con unos fines muy definidos que busque, directamente, influir sobre las posiciones políticas del partido matriz. Es decir, que se centre en cambiar el programa electoral de los partidos en función de los intereses de los jóvenes. Eso necesariamente pasa por resolver una doble tensión y conjurar un peligro. La primera es cómo adoptar una perspectiva que sea un compromiso entre la ideología del partido y las propuestas que benefician a los jóvenes ¿Son siempre coincidentes o no?  La segunda es saber hasta dónde se está dispuesto a llegar para que las demandas al partido grande se lleven a efecto ¿Se está dispuesto a hacer ruido de puertas afuera y otras deslealtades similares? Y por último, hace falta conjurar el peligro de pensar que juventud se puede despachar en un solo capítulo cuando realmente son políticas transversales a todo el programa político. Hay que definir bien los fines.
Esta idea, creo que deseable pero un punto ilusa, supone una inversión del modelo de juventudes y hacer de ellas un agente político autónomo, con intereses bien diferenciados, al margen de los dictados de la matriz. Implica, en definitiva, convertir a las juventudes de un partido en algo más que élites socializadas para la sumisión. Sin embargo, es posible que por la edad en la que se participa en juventudes (desde temprano) sea difícil que pueda formarse una coalición de este tipo. Los únicos que disponen de la habilidad, los recursos y el conocimiento son justamente los que están bien situados para promocionar con este sistema perverso. Sin embargo, aunque solo sea como tipo ideal, si militantes de las juventudes de un partido se lo plantean en estos términos quizá su organización tenga algún sentido. Tienen que decirlo bien alto y claro: “No queremos gente joven defendiendo la vieja política. Queremos gente joven defendiendo la nuestra.”


Este es mi espacio personal, me gusta compartir lo que escribo, lo que pienso, creo que con esto aporto un poco, el dinero, no me inspira, no me hace falta, porque nunca lo he tenido.

miércoles, 29 de mayo de 2013

Participación de Jóvenes en Política Partidaria, en El Salvador.

Camila Vallejo, una muestra real de participación juvenil dentro de la política partidaria  en Chile.


Hace poco, me puse a reflexionar un poco, vagamente en algo curioso, pues el hecho de que ahora, vía redes sociales, los jóvenes cada vez mas somos participes de los procesos políticos acá en El Salvador,  si, hoy en día, vemos jóvenes opinando, sobre política en general, política partidaria, sociología, economía y cuestiones referentes a la situación del país, algunos defendiendo posiciones ideológicas por convicción y otros por conveniencia, ya sea porque al defender cierta linea partidaria, ellos se ven beneficiados con un sueldo o con un empleo brindado por el partido al cual ellos sirven y por ende de la misma manera, se sirven. En fin, lo traigo esto a colación puesto que últimamente veo como muchos jóvenes de manera abrumadora se hacen presente a la hora de formular espacios de critica hacia aquellos sectores incrustados en la sociedad que de una u otra forma, a lo largo del tiempo han venido excluyendo al sector juvenil, por considerarlo no apto y poco competente.

 Aunque no tengo a mano un estudio comparativo, tener unas juventudes es una estrategia que se sigue en casi todos los partidos clásicos de la región, aunque probablemente haya menos en contextos donde los partidos son más inestables o son plataformas en torno a candidatos. De entrada, parece razonable que los partidos quieran tenerlas. Son una fuente de formación y/o socialización política de la militancia, así como de reclutamiento de cuadros. Sin embargo, yo siempre he sido bastante crítico con el funcionamiento de estas organizaciones. Vaya por delante que no tengo más que conocimiento anecdótico pero, al ser una posición compartida con otros politólogos que han vivido más de cerca este mundo, puede que no estén tan desencaminadas.

Mi intuición es que las juventudes de "algunos" partidos políticos se han convertido (o se las emplea) como correas de transmisión de los partidos matriz. Ello supone que tiendan a reproducir los mismos vicios que ellos con algunos agravantes. En primer lugar, las juventudes tienden a mimetizarse en los más definitorio de los partidos senior: jerarquía. Si se me permite el atrevimiento, en ocasiones una jerarquía tremendamente ridícula basada en cargos de nombres rimbombantes pero, a efectos prácticos, vacíos de contenido. Carentes de remuneración (normalmente), al final trabajan cinco en la organización y poseerlos no sirve para nada. Esto lo que causa es, innecesariamente, mimetismo en las rigideces de las matrices pero sin la carga de trabajo real que comporta tener que administrar algo, dedicarse a pleno rendimiento a una tarea o que se represente a un colectivo específico.

Eso sí, lo que produce la existencia de cargos es la lógica de la competencia, porque aunque se sabe que en el corto plazo no existe opción de vivir de la política, si se es sagaz se puede acabar siendo captado por la organización matriz para algún "carguito" o ir en listas. Siendo tal así, se fomenta que las juventudes sean un teatro infantil de las luchas partidistas por ocupar cargos virtualmente inútiles. ¿Y cual es el resultado? Que al final el triunfador es el que se ha demostrado como más astuto en liquidar al adversario y en presentarse como dócil ante la organización madre (no pocas veces siendo su madre la propia jefa de la organización). Cuando hablamos de que hay un problema de selección de élites en los partidos, sin duda el problema de las organizaciones empieza a incubarse desde bien pronto. Las juventudes son las canteras de los más sumisos y arteros. Por supuesto, todo ello sazonado en un contexto en el que se socializa al joven para que piense que la política es aparato… y poco más.


Por último, las juventudes también sirven como agente desmovilizador de los jóvenes. Por un lado, porque los subordina a los intereses de la organización matriz, la cual decide los momentos en los cuales se deben movilizar o no, sobre el tipo de temas, y con qué orientación. La autonomía tiende a ser anulada. Pero por el otro lado también  sirven como una fuente de agotamiento de las energías para los jóvenes miembros. Hastiados tras discutir horas enmiendas y declaraciones que no les importan ni a ellos mismos – Nos interesa la posición de los partidos sobre los temas, que son los policy-makers, no de sus Juventudes – , al final se agotan. El resultado final es que se desapegan de los partidos. Los partidos matriz pueden seguir captando de vez en cuando a los más habilidosos (en trepar) de las juventudes mientras que dejan que las organizaciones se enreden en sus guerrillas sin interés.
Aunque puede haber variaciones según el tamaño del partido, esperando que cuanto más grande la organización más acentuadas estas dinámicas, al final tenemos un modelo de Juventudes muy concreto y pernicioso; el de las juventudes como correa de transmisión. Reproducen los vicios de sus mayores, agotan la energía de sus integrantes y representan más a su partido madre que a los jóvenes que llevan en el nombre.