jueves, 12 de diciembre de 2013

"Rumorología", la estrategia obsoleta de la derecha.


Cuando el discurso político pierde credibilidad, con frecuencia se recurre al rumor y a la promesa sin fundamento. En un país como El Salvador, donde la democracia se mueve en una eterna incertidumbre, el rumor y la incertidumbre se convierten en arma para la toma del poder político por parte de improvisados grupos y líderes de pacotilla.

Los rumores son especulaciones no confirmadas que se intentan dar por ciertas con un fin determinado y que buscan condicionar el comportamiento de los demás por encima de la verdad. En las sociedades tradicionales, el rumor corría de “boca en boca”; con los modernos medios de comunicación, los rumores tienen una fuerza extraordinaria para formar opinión. Los promotores de los rumores se cuidan mucho cuando promueven un rumor o una vulgar intriga, nunca señalan fecha, lugar y autores directos de sus patrañas.
Los aciertos o tropiezos de los candidatos presidenciales dan muestra de la eficacia de su comunicación.
 La comunicación formal o informal juega un papel importante y trascendente dentro de una campaña electoral. La transmisión adecuada de la información es primordial para contar con una campaña eficaz; la eficacia en la transmisión de los mensajes dependerá de la elección de los canales y de su correcto uso.

No obstante lo anterior, nadie puede evitar que en las campañas se dé un proceso muy común: la rumorología. “Ciencia” encargada de construir, inventar, propagar o dar por cierto un rumor. El reciente proceso electoral no ha estado exento: se ha inventado información no oficial, se ha interpretado o reinterpretado información oficial, se ha provocado un conocimiento erróneo o ficticio sobre temas que buscan afectar a candidatos, se afirman hechos sin pruebas, se crea el rumor, y nadie investiga, nadie comprueba, nadie explica, nadie exige, nadie castiga.

Los rumores no son gratuitos, tienen un fin; surgen de manera intencionada, son generados para conseguir un determinado objetivo, en su mayoría y en el contexto de una contienda política, son más negativos que positivos, pues buscan desprestigiar al contrincante construyendo y/o resaltando situaciones o actuaciones poco éticas y profesionales, con el objetivo de desacreditarlo ante la opinión pública.

Para desgracia de los salvadoreños y de nuestro sistema democrático, la presente contienda electoral se ha basado por parte de la derecha en no más que rumores, dimes y diretes, entre su candidato, contra los demás contendientes y no en presentar sus propuestas reales, como candidato.

En la actualidad la derecha se ha olvidado por completo de lo esencial en una campaña electoral, si, se ha olvidado de proponer un verdadero plan de gobierno, aceptable para la población, serio, viable a la hora de darle cumplimiento, saber qué proponen para transformar la realidad del país y cómo piensan gobernar a El Salvador, pero sobre todo en qué se diferencian sus proyectos de los otros, pues en las generalidades, el candidato pareciera que tiene las mismas propuestas, la diferencia se establece en los cómo y en la forma en la que dicho candidato de derecha ha llevado su campaña, hecho que la mayoría de las veces se desdibuja por la rumorología, por medio de la cual ellos realizan su campaña pobre y retrasada.

Faltan unos días para la elección presidencial, sin duda la guerra sucia y la rumorología aumentarán; por ello los ciudadanos debemos demostrar nuestra madurez política y nuestro compromiso con la democracia y las instituciones para evitar llegar al conflicto postelectoral que en nada ayudaría a El Salvador, pues ya tiene suficiente con la inseguridad, la violencia, el desempleo, el mediocre crecimiento económico, la inestabilidad económica externa, más otros problemas muy complejos, que vienen de años atrás, que nacieron años atrás y jamás aquellos  gobiernos del pasado se dieron la tarea de darles la importancia debida y combatirlos.

La campaña de la derecha queda a deber a los ciudadanos. Entre la guerra sucia y la rumorología tratan de diluir el planteamiento del candidato de la derecha de basar la campaña en propuestas poco serias, populistas y que no brindan una solución real a los problemas de los salvadoreños.

Aún podemos evaluar sin apasionamientos y dar el voto a quien garantice la paz y la tranquilidad de los salvadoreños, a quien garantice que puede generar, en verdad, los cambios que demanda El Salvador. Los ciudadanos podemos, con nuestro voto, decir que estamos hartos de que se ponga en juego la estabilidad de un país por el capricho de un candidato.

Los rumores abundan, sus fuentes son diversas y las motivaciones tienen diferentes destinos. Este proceso electoral pasará a la historia como un proceso basado en rumores y promesas poco sustentables, lo cual dice mucho del desgaste de nuestros políticos y de la irracionalidad en la forma de hacerse del poder.




sábado, 7 de diciembre de 2013



El Brindis del Bohemio.



En torno de una mesa de cantina,
una noche de invierno,
regocijadamente departían
seis alegres bohemios.

Los ecos de sus risas escapaban
y de aquel barrio quieto
iban a interrumpir el imponente
y profundo silencio.

El humo de olorosos cigarrillos
en espirales se elevaba al cielo,
simbolizando al resolverse en nada,
la vida de los sueños.

Pero en todos los labios había risas,
inspiración en todos los cerebros,
y, repartidas en la mesa, copas
pletóricas de ron, whisky o ajenjo.

Era curioso ver aquel conjunto,
aquel grupo bohemio,
del que brotaba la palabra chusca,
la que vierte veneno,
lo mismo que, melosa y delicada,
la música de un verso.

A cada nueva libación, las penas
hallábanse más lejos del grupo,
y nueva inspiración llegaba
a todos los cerebros,
con el idilio roto que venía
en alas del recuerdo.

Olvidaba decir que aquella noche,
aquel grupo bohemio
celebraba entre risas, libaciones,
chascarrillos y versos,
la agonía de un año que amarguras
dejó en todos los pechos,
y la llegada, consecuencia lógica,
del “Feliz Año Nuevo”...

Una voz varonil dijo de pronto:
—Las doce, compañeros;
Digamos el “requiéscat” por el año
que ha pasado a formar entre los muertos.
¡Brindemos por el año que comienza!
Porque nos traiga ensueños;
porque no sea su equipaje un cúmulo
de amargos desconsuelos...

—Brindo, dijo otra voz, por la esperanza
que a la vida nos lanza,
de vencer los rigores del destino,
por la esperanza, nuestra dulce amiga,
que las penas mitiga
y convierte en vergel nuestro camino.

Brindo porque ya hubiese a mi existencia
puesto fin con violencia
esgrimiendo en mi frente mi venganza;
si en mi cielo de tul limpio y divino
no alumbrara mi sino
una pálida estrella: Mi esperanza.

—¡Bravo! Dijeron todos, inspirado
esta noche has estado
y hablaste bueno, breve y sustancioso.
El turno es de Raúl; alce su copa
Y brinde por... Europa,
Ya que su extranjerismo es delicioso...

—Bebo y brindo, clamó el interpelado;
brindo por mi pasado,
que fue de luz, de amor y de alegría,
y en el que hubo mujeres seductoras
y frentes soñadoras
que se juntaron con la frente mía...

Brindo por el ayer que en la amargura
que hoy cubre de negrura
mi corazón, esparce sus consuelos
trayendo hasta mi mente las dulzuras
de goces, de ternuras,
de dichas, de deliquios, de desvelos.

—Yo brindo, dijo Juan, porque en mi mente
brote un torrente
de inspiración divina y seductora,
porque vibre en las cuerdas de mi lira
el verso que suspira,
que sonríe, que canta y que enamora.

Brindo porque mis versos cual saetas
Lleguen hasta las grietas
Formadas de metal y de granito
Del corazón de la mujer ingrata
Que a desdenes me mata...
¡pero que tiene un cuerpo muy bonito!

Porque a su corazón llegue mi canto,
porque enjuguen mi llanto
sus manos que me causan embelesos;
porque con creces mi pasión me pague...
¡vamos!, porque me embriague
con el divino néctar de sus besos.

Siguió la tempestad de frases vanas,
de aquellas tan humanas
que hallan en todas partes acomodo,
y en cada frase de entusiasmo ardiente,
hubo ovación creciente,
y libaciones y reír y todo.

Se brindó por la Patria, por las flores,
por los castos amores
que hacen un valladar de una ventana,
y por esas pasiones voluptuosas
que el fango del placer llena de rosas
y hacen de la mujer la cortesana.

Sólo faltaba un brindis, el de Arturo.
El del bohemio puro,
De noble corazón y gran cabeza;
Aquél que sin ambages declaraba
Que solo ambicionaba
Robarle inspiración a la tristeza.

Por todos estrechado, alzó la copa
Frente a la alegre tropa
Desbordante de risas y de contento;
Los inundó en la luz de una mirada,
Sacudió su melena alborotada
Y dijo así, con inspirado acento:

—Brindo por la mujer, mas no por ésa
en la que halláis consuelo en la tristeza,
rescoldo del placer ¡desventurados!;
no por esa que os brinda sus hechizos
cuando besáis sus rizos
artificiosamente perfumados.

Yo no brindo por ella, compañeros,
siento por esta vez no complaceros.
Brindo por la mujer, pero por una,
por la que me brindó sus embelesos
y me envolvió en sus besos:
por la mujer que me arrulló en la cuna.

Por la mujer que me enseño de niño
lo que vale el cariño
exquisito, profundo y verdadero;
por la mujer que me arrulló en sus brazos
y que me dio en pedazos,
uno por uno, el corazón entero.

¡Por mi Madre! Bohemios, por la anciana
que piensa en el mañana
como en algo muy dulce y muy deseado,
porque sueña tal vez, que mi destino
me señala el camino
por el que volveré pronto a su lado.

Por la anciana adorada y bendecida,
por la que con su sangre me dio vida,
y ternura y cariño;
por la que fue la luz del alma mía,
y lloró de alegría,
sintiendo mi cabeza en su corpiño.

Por esa brindo yo, dejad que llore,
que en lágrimas desflore
esta pena letal que me asesina;
dejad que brinde por mi madre ausente,
por la que llora y siente
que mi ausencia es un fuego que calcina.

Por la anciana infeliz que sufre y llora
y que del cielo implora
que vuelva yo muy pronto a estar con ella;
por mi Madre, bohemios, que es dulzura
vertida en mi amargura
y en esta noche de mi vida, estrella...

El bohemio calló; ningún acento
profanó el sentimiento
nacido del dolor y la ternura,
y pareció que sobre aquel ambiente
flotaba inmensamente
un poema de amor y de amargura.

De Guillermo Aguirre. 

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Campaña sucia de la derecha empobrece la política y lesiona la democracia.

En días recientes nuestro país ha sido testigo de varias denuncias sin respaldo, buscando desacreditar a algunos candidatos a las elecciones 2014.

Algunas de estas acusaciones llegaron a ciertos medios de comunicación provocando viralización de los temas entre los ciudadanos que utilizan redes sociales. Ante esto, parecería que estamos frente a indicios de las primeras manifestaciones de campañas sucias de nuestro proceso electoral. 

Las campañas sucias y negativas, independientemente del efecto que tengan en términos de destrucción del adversario o de daño a su reputación y credibilidad, son realmente perversas también para quienes las promueven.

Actualmente podemos observar que quienes utilizan estos métodos corrosivos, son grupos pertenecientes a una de las derechas mas oscuras y peligrosas de latinoamérica, si, la de nuestro país. En una democracia como la nuestra no sería la primera vez que se presente una campaña sucia. Cuando se plantea un campaña electoral hay tres espacios, la campaña positiva, negativa y sucia.  La campaña positiva, es sin duda, la que la mayoría de la gente desea, porque se trata de la discusión en el fondo. Con las otras el límite es poco tangible.”

La negativa sería aquella que señala las debilidades del otro candidato; sin embargo, podría caerse en la campaña sucia. “La campaña sucia es la que le hace más daño a la política nacional, porque se cubren con un manto de anonimato en donde se dicen cosas sacadas de contexto o no tienen relevancia”

En la medida que se acerca la cita de la ciudadanía con las urnas los pronunciamientos partidistas se internan por el terreno lodoso de la descalificación y la guerra sucia. Que la honra del que utiliza esta forma de comunicación política se afecte no es la peor consecuencia de toda esa guerra mediática.  A pesar de ser cierto que las campañas negativas sirven para contrastar muy claramente las posiciones de los candidatos, al perderse la argumentación, la calidad del debate, la propuesta y simplemente proponer la negatividad se empobrece la política. Por ahí leí que “Las campañas negativas no son tan efectivas como parecen, sino que lesionan el conjunto de la política democrática”. Lo negativo y lo sucio tienen paredes muy débiles y es muy fácil cruzarlas, y detrás de ese comportamiento se lesiona el conjunto de la política. 

Las cada vez más recurrentes acusaciones por parte de los partidos de derecha que hasta hace no mucho ejercían una especie de cogobierno en el país prefiguran un empeño de ambos por intoxicar a los ciudadanos y por generar animadversión entre éstos hacia el respectivo rival político, de cara a los comicios. 

Sería improcedente –y además es imposible– desacreditar de antemano todas esas acusaciones (dependiendo de dónde vengan) en la medida en que pueden aportar elementos valiosos de información a la ciudadanía, y porque ponen en perspectiva algunos de los vicios y rasgos ocurrentes en el ejercicio del poder, como la discrecionalidad y la opacidad con que se conducen los recursos públicos o la sospecha siempre latente de una colusión entre las autoridades y los estamentos delictivos. Haciendo énfasis en el hecho de que hacer publica cierta información sobre el mal proceder de el rival, en relación a haber cometido o participado en actos de corrupción, no pueda considerarse como campaña sucia, siempre y cuando, se pueda probar que lo dicho en efecto sea real.

Pero ese efecto colateral, por positivo que resulte, no alcanza para legitimar las verdaderas campañas sucias, cuyo objetivo no es el esclarecimiento y la fiscalización del poder público, sino el golpeteo político, y cuyos efectos perjudiciales para la vida republicana son conocidos: tienden a igualar en un amasijo repulsivo, a ojos de la población, a los distintos grupos de la clase política; alimentan la desconfianza generalizada hacia representantes populares, aspirantes y partidos y, más que estimular el voto ciudadano, generan apatía y falta de interés de los electores y profundizan la brecha existente entre éstos y sus gobernantes.

En tal circunstancia, corresponderá a la ciudadanía no dejarse contaminar por estos ataques, que no van únicamente hacia cierto sector de izquierda, mas bien es un duro golpe a la inteligencia del pueblo y a ese sentido critico, libre y soberano propio de cada habitante, asimilar críticamente los elementos de juicio que éstos puedan aportarle, mantener una postura ecuánime y reflexiva frente a ellos, y evitar, en esa medida, que la degradación que se observa en la clase política invada todos los ámbitos de la vida pública.

La derecha en El Salvador desesperada y en un intento irracional, cae bajo y utiliza de manera retrograda estos métodos por medio de los cuales se descalifica, se crean falsos rumores y un ambiente divisionista de desconfianza generalizado, que incluso a la larga se puede revertir en contra de ellos quienes la practican. 

Los candidatos de la derecha solo se interesan por el poder; sin importar proponer ideas claras que motiven al electorado, eso sin duda alguna es dañino, nos hace retroceder y no evolucionar como sociedad democrática. 

Al final, las “campañas sucias ensucian a quién quieren ensuciar y también a quién inicia la campaña, golpea tanto al que emite la falsedad como al que es atacado. 

Por eso usted amigo y amiga que emitirá el sufragio, recuerde votar quien propone proyecciones accesibles de cumplir, vote por un conjunto de programas, vote por la mejor planilla, por quien le ofrezca los mejores ministros, por los mas decentes, no siempre quien tiene más títulos tiene las mejores intenciones, no siempre el que habla mas y con mejor tono de voz, es quien es mas honesto, no se confundan, recuerde quienes si se han acordado de realizar programas sociales en beneficio de los mas pobres, no vote por aquellos mentirosos, por los que se basan en argumentos injuriosos y sucios para poder desarrollar su campaña electoral.



lunes, 11 de noviembre de 2013

Campaña sucia vs propuestas sostenibles.

"Nuestra democracia se forja en forma de injurias". La frase no es una muestra del desencanto ante las manifestaciones que se difunden por la red, en forma anónima que tratan de denigrar candidatos con afirmaciones sin sustento. 

Han pasado muchos años y persiste la sensación de que la campaña se vuelve sucia. En realidad, cambian las formas, pero la vieja pelea entre la campaña rastrera y la campaña de altura se mantiene vigente. La diferencia estriba, acaso, en que Internet y las redes sociales permiten que las informaciones que antes circulaban en rumores en las esquinas, posteriormente en volantes, impresos, periódicos y eventualmente en programas de radio y televisión, ahora tienen más facilidades para esparcirse.

Sin embargo, lo primero en esta materia es liberarse de falsas apariencias. Lo primero, todo el mundo clama por campañas limpias y de altura, pero pocos realmente las aprecian. Si en un debate prevalecen propuestas, suele tildarse de "aburrido". Los programas de gobierno son leídos por un porcentaje bajísimo de la población, la misma que suele lamentarse por "la falta de ideas".

Ante ello, surgen variedades de formas de hacer campaña que solo se pueden gestar a la sombra. Van desde la calumnia a la mentira, desde estirar la realidad hasta disfrazarla, desde camuflar afirmaciones sin sustento como denuncias, y alegar que hay conspiraciones para encubrir, precisamente, la falta de evidencias. Por ello deben recubrirse con el anonimato o enmascarando la fuente de procedencia de la información, tal cual sucede en nuestro país, como lo hemos visto, no desde hace poco, mas bien desde el pasado, desde muchos años atrás  campaña tras campaña, sectores recalcitrantes de la derecha mas oscura y retrograda, plantean de forma irreverente campañas des-informativas, de engaño, de miedo, de mentiras, pensando que de tal forma, se puede lograr sacar raja política electoral menoscabando la integridad y la imagen del contendiente, sin tomar en cuenta que como pueblo no necesitamos esa clase de campañas, que no queremos ser parte de campañas negativas, oscuras, violentas y peligrosas. Se trata de menospreciar la inteligencia del pueblo, pensando que aun somos tontos, que si vamos a creer en sus mentiras, que votaremos por su candidato que no propone nada nuevo, mucho menos bueno, pero si ataca, critica y se aferra desmesuradamente a esa clase de campañas oscuras. 

Las campañas sucias solo tienen el efecto que los electores le quieren dar. Si los ciudadanos son críticos y las rechazan, simplemente se vuelven apenas una anécdota. Pero si los ciudadanos caen en el vicio de las historias sin sustento, en no filtrar la información, pues es posible que la campaña sucia empiece a ser la protagonista, en detrimento de las opciones verdaderas que están sobre la mesa: "quiénes son, quienes los acompañas, cuál es la forma de pensar de sus partidos". Acá en El Salvador, la gente apenas comienza a reconocer esas formas retrogradas de hacer campañas negras de desprestigio, de medias verdades, en donde el electorado se ve sometido y engañado en ocasiones, a veces votando hasta por miedo, miedo infundado, sin fundamente lógico. 


Es un asunto de madurez política. Democracias maduras, requieren electores pensantes, críticos. Que no se limiten a pedir campañas limpias, sino que sean protagonistas del proceso, pidiendo datos, cuestionando, buscando información y analizándola. Por supuesto que es más sencillo limitarse a esperar que otros hagan el trabajo. Pero es el costo de la democracia.  La responsabilidad no puede endosarsele a otros, a menos que socavar la institucionalidad sea indiferente para el votante. Por ello, en este caso podemos decir que el pueblo tiene la campaña que se merece. La que decide validar.

Nosotros queremos campañas pro-positivas, de altura, de respeto, sostenibles, en donde se involucren cuestiones culturales, patrimoniales, de aprendizaje continuo, donde se creen espacios para todos, en donde todos queramos participar. No queremos someternos a sistemas injuriosos en cuanto a formas de realizar campañas electorales. 

Recordemos, la derecha en El Salvador desde tiempos inmemoriales nos ha venido engañando, con conceptos como el comunismo, Cuba, Venezuela, Hugo Chavez, Rusia, en fin, no olvidemos nunca que quienes mas utilizan esos medios, son los que menos proponen y son los que mas daño le han hecho a El Salvador.

Es más complicado que todo lo que hemos mencionado, por supuesto, pero en el fondo, hay una realidad irrefutable. La diferencia entre una campaña sucia y una campaña limpia es cada uno de nosotros. Usted, yo, todos.




martes, 8 de octubre de 2013

Por Inmoralidad Notoria.

Bueno pues iniciando esto, por inmoralidad notoria y perversión aun mas 
notoria siempre se le ha catalogado como un ser sin valores morales, pero con 
muchos anti valores por procrear a futuro.

Y que es lo que le gusta entonces para ser considerado el "inmoral de inmorales"?
Ah si, lo que le gusta es la vida bohemia, lo alternativo, lo poco metódico, lo simple,
lo fácil de sobrellevar, el poco existencialismo, para ser mas corto el cuento, lo 
que le gusta al sujeto es la juerga popular y eterna, el bullicio, el contacto con 
mujeres fáciles de "enamorar", deleitarse con sus mieles, un día si y otro también.

Ah!! pues entonces somos de los mismo, a mi me gusta conocer y ser parte de 
la vida de muchas señoritas, dejando a un lado el final feliz, y que como funciona
eso pregunta unos por ahí............Ah pues eso es sencillo, salgamos una noche a la 
calle de la nueva amargura de Masferrer, sólo que esta no es tan amarga, y pues
usted sabe, un par de tequilas sin llevar la cuenta y las cosas se ponen mas sencillas.

Y que la última vez que me dedique a sobrellevar mi depravación, ni se como es que
termine llegando a mi casa, sólo me recuerdo haber cantado canciones de Sabina con
una desconocida en aquella barra de dudosa procedencia, de aquel bar de no tan mala muerte.

A pues y entonces porque la Inmoralidad les molesta pues, que acaso ustedes son super 
moralistas, que en su vida han cometido inmoralidad alguna, que acaso son santos?
Se lo pregunte a la tipa que yace casada con aquel sujeto que se cree como pre fabricado
por los mismos ángeles y llegado a la edad adulta sin pecado alguno; así es, a ella se lo 
pregunte, creo que ella me daría una excelente respuesta, hipócrita he increíble, pero buena.

Y mira, lo triste es que la susodicha ya ha actuado con toda la concupiscencia del mundo, 
de forma extrema, teniendo ya compromiso con uno, lo hizo con otro, y resulta que yo soy 
el personaje mas inmoral de la historia, por dedicarme a ser libre y no dañar ningún corazón. 

Vaya, entonces lo que quiere es que me comporte como que no fuese libre, como que si mi 
vida estuviese podrida y que la alegría no existiese, eso quieren quizás verdad?

Aquella bella señorita a la cual enamore en aquella ocasión pero que no fue de verdad, que solo
fue una mentira piadosa para lograr mis objetivos, reconfortarme en su delicado cuerpo olor a 
esencia de vainilla, penetrable en cada uno de los poros de mi cuerpo, ese bello aroma que incita
al  éxtasis de profunda noche y madrugada de deseo y cautivadoras caricias indebidas. 

Que no pensaste que era una mentira piadosa y que si creíste en un mundo a mi lado, lleno de amor y mucha estabilidad de todos los tipos, sacrificando mi libertad y aquellas noches de deseo desenfreno; NO!! para nada eso es imposible, si usted gusta, nos vemos cuando quiera y hacemos lo que quiera, pero nada mas, a las seis de la mañana se acaba el encanto, para mi y para usted guapa!!

Pero eso que ha nadie le debería de importar, le importa a medio mundo, hasta aquella señora
que hecho a la calle a aquel noble perro que hoy en día se moja todas las noches, que apesta 
y no come nada, pero esta ahí fiel a su dueña que lo detesta por ser lo que es, un perro!!

Y si mejor decido de todas formas si hacer caso a los convencionalismos sociales que tanto 
me indignan y me hacen sacar de quicio a pesar de mi alto nivel de pacificación, así o mas!!
A pues, mejor no, sigo con mi vida, miserable pero irresistiblemente bella. Y que pasa si
las cosas no mejoran, si la critica no muere, ya se, que me valga todo y que siga enamorando 
jóvenes "inocentes" en aquellas oscuras noches, en dónde el tequila sobra y el espíritu bohemio
brota con aquel vacía que dejo aquella novia que tanto ame y sigo amando sin mesura. 

En Octubre me hicieron un juicio "de valores" en donde fui procesado por el delito, de, ah si, ni es delito pero para ellos es malo e imperdonable, como los maleficios, en fin, fui culpado de ser un pobre ser sin valores, mi notoria inmoralidad dio rienda suelta a una amplia gama de acusaciones, motivadas por envidias, claro como ellos en su vida fueron capaces de robar mas de 2 corazones en una misma semana, "yo soy fiel" dijo el esposo de la esposa infiel, y no es que haya querido,mas bien su triste inexistencia es incapaz de sobrellevar un amorío de noche de Diciembre, son falaces y ambiguos al respecto de su comportamiento y pensamiento, Santo Dios!!

Y por mi notoria inmoralidad, me gane desde ya el infierno según la doña hija primerísima de la
catedral del pueblo, que porque mis actos, son motivados por el mismísimo diablo, que ya no
tengo arreglo, que mi vida va a terminar mal, y que no se que otras cosas mas, cosas que solo
personas con malos sentimientos podría inventar.

Saben que me pongo a pensar, que sin mi notoria inmoralidad no habría conseguido los favores de la Alejandrina, te acordas de ella? Bueno, yo si, y si no te acordas de ella, es porque, ah si, vos no la viste como yo la vi, no recorriste su desnudes como yo lo hice, mientras vos estabas pues, dormido a plenas nueve de la noche, en un día viernes de juerga y de Joaquín Sabina......te vas a arrepentir de haber llevado esa vida aburrida, y simple cuando cumplas 50 años.

Como cuando el demonio acaeció por estar enamorado de aquella rubia que solo quería, 
su dinero, sexo seguro y olvidarse de lo que paso, mientras el demonio, sufrió por amor, 
cuando la encontró con otros en el mismo momento y el mismo lugar en el cual la noche
anterior la dejo, creyendo era solo su lugar y de nadie mas.

Y es que es el triste desenlace de siempre, te das cuenta que no aprovechaste tu 
juventud, que no diste rienda suelta a tu libertad.

Adoradores de lo que todos adoramos, adorador de la belleza femenina, las seducimos y 
nos tomamos su esencia sin pedir nada a cambio, si ofrecer amor, sin reprochar estados
de ebriedad a la hora de decir si a todo, y que las viles y vulgares rameras no existan y sean
todas pulcras solo por una noche, y que sean tus novias y que tus mejores amigos te acompañen,
y que se deleiten, y que el vino desborde la copa y rebalse y todos bebamos de ahí, y que el 
espíritu de Roque y Salarrué nos acompañe, y que la doble moral se asesinada porque vos 
sabes es dañina y nos atañe y nos consume y nos hace esclavos, que cantemos todos juntos
la canción mas bonita de la noche, que nos emborrachemos y seamos todos hermanos por
una sola noche, que el compromiso no exista y sin previo aviso me robes todos los besos 
del mundo por el solo hecho de ser la mas hermosa de la noche, que sea por obtener tu lado
excitante, tu piel de fémina gradual y persuasiva, joven, de cabello castaño..........que todo
lo bueno ocurra esa noche y que al despertar sea sábado y se repita mil veces, hasta que 
deseemos descansar para regresar al festejo de catálogo inmoral, que siempre subsistas en 
libertad y que si llega a libertinaje y te convertís en un romano moderno, lo disfrutes. 

Y finalizando, no acuses injustamente sin saber porqué y acusas, no motives odios interiores 
sin establecer causas, que la envidia no sea la base fundamental que termine socavando tu 
dignidad como persona, que la infidelidad no te sepa a pecado, que todo sea amor, seducción, 
placer, amistad, amor y deseo!!









Diario pasajero.

La última hoja de aquel calendario, era un sábado 23 de Noviembre, justo ese día fue inolvidable; No me acuerdo cuantos años pude haber tenido, sólo recuerdo mis ojos llenos de ternura, infancia y a la vez melancolía. Era una mañana, hacía un gran frío, mi mamá me había puesto un suéter azul, un pantalón de lona, tenía unas papas en mi mano, era un mocoso, que había vivido en la clandestinidad por muchos años.

No conocía a aquel hombre, tenía una gran barba, delgado, inoportuno, lejos de sentir miedo hacia el, sentí confianza y calidez, sobre todo por la forma como me trato, me cargo entre sus brazos, y supe que, supe que no era un desconocido, supe que era aquel que en mis sueños llegaba por momentos, cuando despertaba llorando en las madrugadas, aquel que estaba por segundos y luego sólo desaparecía, hasta que un día se fue, se fue y para nunca mas volver, hasta aquel buen día en que las cosas volvieron a la normalidad.

Portaba una camisa gris, descuidado, de largo cabello, me tomo de la mano y caminamos juntos por aquel parque desconocido; me imagino mis semblante de aquel día, pase de ser aquel niño olvidado y victima de aquello tan terrible, todo había terminado, de nuevo gozaba con aquella figura paternal, la cual solo podía ver en lapsos cortos; al inicio costaba decir papá, pero el amor y la dedicación que el puso fue lo que se gano mi cariño de niño inocente. Desde aquella mañana de noviembre las cosas fueron mas fáciles para nosotros, fue en 1991, todo me supo a felicidad, la navidad fue distinta, no estuve solo, borre aquel recuerdo de aquella figura que de niño veía en mis sueños, cuando se asomaba a mi cuna y desaparecía, y reaparecía por instantes y volvía a desaparecer...........la realidad fue otra, las causas ahora las comprendo, agradezco por completo ese sacrificio, no solo fue por mi futuro, sino por el futuro de muchos, ahora soy un hombre, comprendo cuan difícil fue para el hacer lo que hizo, yo me veo en su reflejo y me respondo si lo hiciera, sin dudarlo me negaría, pues no me alejaría de mi hijo por ningún motivo, no soportaría, moriría de tristeza, aunque si las situaciones fueran adversas, ofrecería mi vida por la causa y por el futuro de mi hijo.


domingo, 29 de septiembre de 2013

Política y contexto social.

¿Libertad real o aparente?
Más allá de la cantidad de votos, están las invisibles ideas que imperan y gobiernan nuestras vidas. Se puede, sin manipular las urnas (esto se supone garantizado en el sistema), llegar a manipular los miedos, los prejuicios, los egoísmos y los intereses.
¿De qué sirve la libertad de expresión si no hay libertad de pensamiento, amordazado por la ignorancia o el miedo?
Democracia es el gobierno del “demos” (ciudadanos), pero difícilmente un “demos” ignorante, manipulado o desesperado podrá elegir a quien gobierne con justicia y sabiduría.
Quienes han buscado siempre el interés personal y el propio beneficio sin importarles la manipulación ni el perjuicio ajeno nos han convencido de que con el derecho a elegir
está todo resuelto.
Ciertamente, el ser humano no puede perder su inalienable derecho a elegir. La libertad no solo es un fundamento de la democracia, sino del desarrollo de nuestra condición humana; de ahí la necesidad de fortalecerla. Pero para poder ejercer la libertad necesitamos no solo de un marco de oportunidades que nos permita elegir, sino de unas capacidades con las que saber lo que elegimos y sus consecuencias. Es decir, necesitamos una libertad interior, una capacidad para pensar por nosotros mismos, y el grado de libertad real estará condicionado por el grado de cultura y conciencia en cada uno.
Vuelve el ancestral mito de la caverna del que nos hablara Platón, de quienes hacen de la ignorancia y el embrutecimiento (pan y circo) un instrumento de explotación. A un individuo libre, honrado, culto y dueño de sí mismo no se le puede manipular.
Calidad en los gobernantes
Si queremos un buen gobierno, necesitamos los mejores gobernantes.
Si queremos una buena medicina, necesitamos los mejores médicos; si aspiramos a una buena casa, necesitaremos un buen arquitecto y un mejor constructor… y así con todo.
¿Qué cualificación se exige hoy a los gobernantes? Nada; si acaso, una cierta capacidad demagógica del uso de la palabra y, claro está, los necesarios apoyos, pero no es necesaria una capacitación profesional, técnica y, mucho menos, valores como persona. El ideal democrático aspiraba a que todos tuvieran las mismas oportunidades para llegar a los puestos de responsabilidad, pero no creo que aspirase a que fuésemos gobernados por impresentables.
Por otro lado, si los puestos de responsabilidad, en lugar de contener un cúmulo incontable de privilegios respecto a los demás, fuesen realmente una responsabilidad con su cuota importante de trabajo y esfuerzo, tan solo aspirarían los que tuvieran una verdadera vocación de servicio a los demás, conscientes de que en cualquier otro lugar podrían hallar mayores beneficios personales.
No es de extrañar que cada vez tengamos más gobernantes y cargos públicos, chicos y grandes, que parasitan en un mundo con cada vez menos recursos. Realmente la democracia debería aspirar a necesitar pocos legisladores y escasas imposiciones, tan solo las básicas para asegurar la vida en dignidad para todos, y una buena educación y transmisión de conocimientos y valores mínimos, para que cada cual pudiera ser dueño de sí mismo y de su propio destino.
Nos haría más bien al conjunto de la sociedad que hubiera más científicos, artistas, filósofos, humanistas, deportistas, etc., que aspirantes a dirigir a los demás sin saber dirigirse a sí mismos.
¿Cuándo llegarán los tiempos en que las personas sean destacadas por sus verdaderas cualidades humanas y de ello podamos reconocer a los mejores, en lugar de por sus capacidades mediáticas?
La influencia que ejercen los sabios, científicos, pensadores y buenos profesionales de nuestra sociedad es mínima, pues no siendo ni famosos ni poderosos, significan bien poco en la balanza de poder e intereses actuales.
¿Cómo elegir a los mejores?
Todos estaríamos de acuerdo en que el gobernante debe ser elegido de entre los más sabios, justos y capaces, pero ¿cómo reconocer a quien es el mejor? Obviamente, un sistema democrático justo tiene que contener vías de representación de todos los ciudadanos y mecanismos de control del poder, pero ¿cómo evitar que una masa atemorizada ponga el poder en manos de un tirano o dictador?
Lo cierto es que, si reflexionamos, ningún sistema político nos lo puede garantizar.
Tenemos a los gobernantes que hemos elegido, y más allá de las mejoras del sistema, está el marco de ideas, valores e intereses predominantes en nuestra sociedad, que influye mucho en las decisiones.
¿Y si empezamos a introducir el interés por la calidad, por lo bien hecho, por los resultados sostenibles a largo plazo, es decir, por lo duradero en lugar de por lo de “usar y tirar”?; ¿y si fomentásemos más la cultura que el circo?; ¿y si empezamos a destacar a las personas por sus cualidades humanas y no por sus bienes?
Tal vez cambiando el marco de ideas y valores que nos rigen empecemos a lograr un buen cambio. Como decía Confucio, para mejorar el mundo comienza por mejorarte a ti mismo.
Humanizar el sistema
Tal vez debamos aspirar a una democracia más humana (frente a lo que podríamos llamar una democracia basada en el eje de la economía), una democracia donde gobierne la sabiduría y no la ignorancia, los valores humanos y no la voracidad económica.
Para que haya democracia real el sufragio universal es esencial. La libre elección personal es un derecho fundamental y una necesidad en nuestra realización plena como individuos.
Pero el sufragio universal no garantiza ni la justicia, ni el sostenimiento de la libertad, ni los derechos humanos. No podemos olvidar que fue el sufragio de las mayorías, movidas por la comodidad y el miedo a perder privilegios, lo que levantó a un Hitler.
Será necesario promover, entonces, una calidad humana a través de la educación, que asiente la paz y la justicia en el único lugar donde radica su fuerza, en el seno de cada individuo.
Ya sé que teóricamente esos son los objetivos de nuestras democracias actuales, pero en la práctica esta educación está basada fundamentalmente en la capacitación técnica y productiva y no en la formación humana. Además, los medios de comunicación masivos, regidos por el objetivo de los máximos beneficios, promueven directa e indirectamente el consumo desmedido, el individualismo y la violencia, acabando por influir negativamente en todos.
Palabras como solidaridad, paz, autenticidad, libertad, etc., se utilizan demagógicamente según los intereses, pero muy pocos las respetan y viven, y mucho menos quienes aparecen como más visibles, es decir, personajes públicos, famosos y líderes de audiencia.
Soñar y trabajar por un mundo más acorde con la dignidad humana, decía Stephan Hessel.
Un mundo mejor es posible… y necesario, pero no se puede improvisar ni crear por real decreto. Un mundo mejor nace primero en las ideas y la imaginación, y desde ahí debe expresarse en actitudes y valores que impregnen la vida pública, la educación y el ejemplo cotidiano. Ya ha despertado una necesidad de cambio; comencemos a generar ese cambio en las conciencias y en los actos. Es un cambio lento pero seguro.
Si no somos capaces de generar ese cambio ya, con serenidad pero con constancia, la historia puede derivar por los derroteros violentos de la desesperación y el miedo. En esta encrucijada hay una oportunidad real –como solía decir alguien por ahí– hacia un mundo nuevo a través de un ser humano no solo nuevo, sino mejor.



martes, 17 de septiembre de 2013

La Democracia como fin o medio?

Hablemos un poco sobre que es la Democracia. 
En el seno de esta crisis que ha levantado indignados a muchos jóvenes –jóvenes de espíritu, con sueños y capacidad de rebeldía–, se abre la necesidad de un espacio social para la reflexión, para profundizar sobre nuestra realidad y sobre algunos de los factores que constituyen la naturaleza social y democrática de nuestro mundo actual.
Si ante los problemas acuciantes de la crisis económica, el paro, la instrumentalización de los medios de comunicación o de la política en beneficio de intereses partidistas o financieros; si ante los graves desequilibrios mundiales de las guerras, los desplazamientos de refugiados o la pobreza (solo las 10 personas más ricas del mundo acumulan lo que necesitan los más de 1500 millones de seres humanos que se encuentran en la pobreza); si ante todo esto solo nos quedamos en los efectos y no buscamos las causas, creyendo que con realizar un cambio en el sistema democrático o financiero basta, la crisis con sus consecuencias, aunque fluctúe, no hará sino agravarse. El edificio está en ruinas, el terremoto ha puesto de relieve deficiencias estructurales importantes… y algo más.
Qué duda cabe de que son numerosas las cosas que hay que cambiar en el sistema, y deben cambiarse, pero si afinamos nuestro sentido común, más allá de lo que vemos hay un elemento esencial que está fallando, que se está corrompiendo: se trata del propio ser humano y su escala de valores, sus metas, su calidad humana y su sentido.
Ya sé que en este río revuelto muchos saldrán a proponer sus credos o doctrinas como redentores de los males presentes, ya sean progresistas o conservadores, anarquistas, demócratas, republicanos o monárquicos. Soy filósofo, y como tal no puedo sino ahondar en las raíces del problema, y las raíces casi siempre son humanas. Lo cierto es que es necesario revisar las ideas esenciales sobre las que se construyen la convivencia social y nuestros logros democráticos.
Las crisis suponen una buena ocasión para ahondar en nuestros fundamentos, tomar las riendas y poder reorientar nuestra vida.
Gran parte de los vaivenes sociopolíticos de los últimos siglos se han debatido en el difícil equilibrio entre el Estado y el individuo, entre el deber ante la comunidad y la libertad individual. El Estado no puede anular al individuo, pero sin él las garantías de justicia y equilibrio social, especialmente de los más débiles, se desvanecen en una selva donde el más fuerte tiene libre el territorio de caza. Sin embargo, muy a menudo se nos olvida que la finalidad del Estado es el individuo, las personas y no las instituciones o los sistemas, y que sin el compromiso individual no se construye un verdadero Estado que garantice esa justicia social.
Hoy la economía, la política, incluso la ciencia y la tecnología tratan de justificarse a sí mismas como un fin al que finalmente servimos todos, cuando debería ser al contrario: tanto la política como la economía no deberían olvidar que su fin es servir a todos los seres humanos para darles oportunidades de desarrollo y crecimiento personal en un marco de bienestar.
Viene a mi memoria una frase de Einstein (lo reflejo porque no era político sino científico y humanista), para el que la democracia simboliza el respeto del individuo en cuanto persona: “el Estado no puede ser lo más importante: el individuo creador, sensible, solo de él sale la creación de lo noble, de lo sublime. Lo masivo permanece indiferente al sentir y al pensamiento”.
¿Qué es la democracia?
Las democracias actuales suponen una etapa en el devenir histórico en la que el ser humano reconoce su igualdad esencial con los demás afirmando el valor y dignidad de cada individuo y su necesidad de libertad. Recordemos lo que supuso el paso de las monarquías absolutistas o las dictaduras totalitarias a las democracias.
Sin embargo, el concepto de democracia encierra muy variados significados, que generan marcos diferentes de contextualización.
.- Para la mayoría, la democracia es sinónimo del reconocimiento de la dignidad de todos los seres humanos y la necesidad de que el gobierno sirva a las necesidades de todos.
.- Otros ponen el énfasis en la democracia como el gobierno del pueblo para el pueblo frente al gobierno como medio de explotación de los ciudadanos.
.- Muchos resaltan la democracia como símbolo de libertad.
.- El académico dirá que la democracia es el gobierno del “Demos”, los ciudadanos.
.- Algunos reducen su fundamento al sufragio universal –un ciudadano, un voto–, donde lo mejor es lo que decide la mayoría.
.- Para otros, la democracia es, justamente, el respeto por las minorías y los excluidos.
Y así podríamos seguir resaltando matices de un concepto que, de forma general, ha calado en la conciencia social como un sistema que protege las necesidades y la dignidad de las personas frente a los sistemas que las utilizan y explotan.
Sin embargo, tampoco la democracia por sí sola nos garantiza que no haya manipulación, explotación o engaño, si los que obtienen el poder a través del voto de la mayoría carecen de capacitación, valores o escrúpulos.
Reducir la democracia a la idea de “un ciudadano, un voto” es pobre y nos puede conducir a un estrepitoso derrumbe de los propios valores que la han sustentado.
Valores democráticos, valores individuales
Los sistemas democráticos pueden variar en cuanto a los mecanismos de aplicación de sus principios, pero en todos ellos el espíritu está expresado en lo que llamamos valores democráticos.
Justicia social, igualdad, tolerancia, solidaridad, libertad de opinión y expresión, transparencia, etc., son valores sociales de los que se habla mucho, pero que han de ser vividos por cada uno y correspondidos con una ética cívica individual.
Es en el seno de las democracias donde se promulgó la Declaración Universal de los Derechos Humanos para reconocer el derecho a la dignidad humana por encima de todo, incluso y paradójicamente, por encima del propio sistema democrático, fundamentado en la autoridad de la mayoría.
No podríamos aceptar que ningún Gobierno democrático legítimamente constituido pueda vulnerar los derechos humanos. Pierde su legitimidad. Hay una autoridad por encima de la de la mayoría, y es la de los valores contenidos en la carta magna.
El reconocer esto es determinante para recordar que el sistema democrático debe ser un medio y no un fin.
Además, no podemos olvidar que los sistemas no tienen valores por sí mismos aunque hayan sido concebidos para que sirvan a elevados ideales. Los sistemas políticos son canales para que los valores de las personas que constituyen una sociedad se canalicen eficazmente, pero si se pierden los valores en esos seres humanos, el propio sistema no los puede crear.
La democracia es un sistema, una forma de gobierno; dicha forma está constituida por un material que es el material humano. De su calidad depende la calidad del sistema. Es muy sencillo. Especialmente depende de la calidad de los gobernantes, de su calidad humana (valores individuales) y de su capacitación y nivel de desempeño (capacidad profesional), aunque también para saber elegirlos hará falta no estar ciego o cegado.
Ciertamente, no habrá justicia social sin una ética individual.