viernes, 9 de agosto de 2013

El turismo, desarrollo sostenible, una realidad.

Conscientes de la importancia que va adquiriendo el turismo rural y de naturaleza, son muchos los municipios rurales que están apostando en las últimas décadas por considerar a esta actividad entre sus estrategias de desarrollo socioeconómico.

El medio rural se enfrenta a una agricultura cuyo papel en el conjunto de la actividad económica se ha visto considerablemente modificado en los últimos años. El modelo de agricultura hasta ahora dominante ha ido perdiendo validez al tiempo que han surgido nuevas funciones como consecuencia de las demandas que se plantean en las sociedades contemporáneas, dando lugar a necesarios procesos de reestructuración socioeconómica de las zonas rurales.

Ante esta situación de crisis, la respuesta a los problemas del mundo rural no puede venir desde la perspectiva exclusivamente agraria, sino desde una estrategia de desarrollo integral que promueva una diversificación de la actividad económica, sin perder de vista la identidad cultural de las zonas rurales ni la preservación de sus valores patrimoniales.
Esta estrategia integral de desarrollo rural debe considerar otras nuevas funciones a desempeñar por el medio rural tales como la mejora de la calidad de vida, la regeneración y dinamización del tejido socioeconómico del medio rural, el mantenimiento de la población, la protección ambiental y la creación de una oferta de ocio y entretenimiento donde el turismo se convierte en una de las actividades estratégicas.

Así, entre los motivos que hacen que la actividad turística sea una importante dinamizadora de los procesos de desarrollo rural se encuentran:

  • Su capacidad para dinamizar y diversificar las economías de las zonas rurales, dado su elevado efecto multiplicador.
  •  Su capacidad para poner en valor el patrimonio natural y sociocultural de estas zonas, el cual, en los últimos años, se viene deteriorando de una manera importante como consecuencia, tal y como hemos apuntado anteriormente, de ese proceso emigratorio.
  • Su contribución a aumentar la dimensión del mercado local como consecuencia del aumento de la demanda de consumo que realizan los visitantes.
  •  Es una actividad intensiva en mano de obra, generando, por tanto, muchos puestos de trabajo, gran parte de ellos relacionados con las labores que las mujeres han venido desarrollando en sus hogares, destacando, en este caso, la hostelería como sub-sector directamente relacionado con el turismo.
  • La población local ejerce un importante papel en su desarrollo, siendo pieza fundamental para garantizar un proceso de desarrollo turístico competitivo y sostenible, máxime cuando hablamos de turismo rural.
  • Sin embargo, es necesario señalar que el turismo no supone la solución ni la panacea del desarrollo rural, pues, la capacidad de este sector para generar empleo directo, sobre todo asalariado, es reducida. Así, esta capacidad del turismo rural para generar empleo se pone en tela de juicio al considerar la importancia que adquieren en este sector aspectos tales como la mano de obra familiar no remunerada, la economía sumergida, los importantes niveles de estacionalidad y la baja rentabilidad del sector, como consecuencia de la reducida estancia media del turista y los bajos grados de ocupación.

    En definitiva, en una sociedad desarrollada en la que la economía está experimentando un acelerado proceso de terciarización, las zonas rurales buscan alternativas que reduzcan la excesiva dependencia de las actividades agrícolas y ganaderas y que, al mismo tiempo, permitan adaptar sus estructuras productivas a las exigencias de esta nueva sociedad del ocio y del tiempo libre. De tal forma, que de todas las opciones productivas que las administraciones locales tienen a su disposición para lograr esta reconversión económica, posiblemente, por las razones que anteriormente hemos esgrimido, el turismo sea una de las que más éxito pueden tener, si bien deben ser tenidos en cuenta todos esos aspectos no tan positivos que actualmente viene experimentando el desarrollo del turismo rural.

    La importancia del turismo sustentable es trascendental para, por un lado, la conservación de los recursos naturales, el elemento vital de la actividad turística, como también para la mejor calidad de vida de las personas relacionadas con esos recursos. De algún modo, el desarrollo sustentable del turismo permite una profunda transformación en la dinámica social de las comunidades anfitrionas, y facilita que lo que en muchos casos es un “círculo vicioso” se convierta en un “círculo virtuoso”. Emprendimientos de turismo sustentable pueden representar el impulso vital que modifique situaciones sociales y económicas problemáticas, y que los beneficios se repliquen tanto en las comunidades receptoras como en las emisoras.

    La modalidad del turismo que mejor manifiesta esta dinámica, el turismo sustentable, puede ser abordado desde diversas perspectivas, las cuales echarán luz sobre diferentes procesos dentro de esta actividad económica. Un fenómeno que merece ser analizado con precisión es el que está vinculado con los aspectos culturales que entran en funcionamiento en este tipo de práctica, y que a su vez movilizan una serie de construcciones de significación cultural en los espacios en los que surgen.

    Dentro de la complejidad que caracteriza al turismo, como una actividad que puede ser analizada desde diversas perspectivas, es factible tomar un enfoque que de cuenta de aquellos aspectos ligados más íntimamente con la sustentabilidad generada por determinados emprendimientos turísticos. Para ello, es necesario definir qué se entiende por “turismo”, y particularmente por “turismo sustentable”.

    El turismo sustentable puede ser entendido como aquel cuya actividad y desarrollo se sustenta por sí mismo, utilizando los recursos existentes y la conservación de estos para el futuro, manteniendo un equilibrio entre los intereses sociales, económicos y ecológicos. Siendo, por otra parte, el turismo sustentable aquel que se desarrolla respetando el patrimonio cultural y medio ambiental así como la identidad cultural de la sociedad que lo acoge.

    Debemos considerar que para aplicar los principios básicos del desarrollo sustentable y sostenible se deben realizar diversas acciones. Principalmente, llevar a cabo estudios sobre la capacidad de carga de la región, determinando el impacto que los seres humanos provocarán en el entorno; así como utilizar racionalmente los recursos del lugar, respecto a la minimización de los residuos, conservación y gestión de la energía y el agua, a la vez que se hace participe a la sociedad en su desarrollo, tomando en consideración su cultura, costumbres y opiniones.

    En síntesis, las relaciones entre cultura, patrimonio, turismo y sociedad pueden ser traumáticas si se basan en modelos de desarrollo de turismo masivo y en la sobreexplotación de los recursos. Sin embargo, muy positivas si se trabajan estas relaciones de forma equilibrada de acuerdo con las capacidades reales de los territorios y la adecuación a las necesidades de la sociedad que requiere determinados proyectos.

    Un pedacito de mi trabajo de tesis, sobre Ecoturísmo y desarrollos sustentable......


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