miércoles, 29 de mayo de 2013

Participación de Jóvenes en Política Partidaria, en El Salvador.

Camila Vallejo, una muestra real de participación juvenil dentro de la política partidaria  en Chile.


Hace poco, me puse a reflexionar un poco, vagamente en algo curioso, pues el hecho de que ahora, vía redes sociales, los jóvenes cada vez mas somos participes de los procesos políticos acá en El Salvador,  si, hoy en día, vemos jóvenes opinando, sobre política en general, política partidaria, sociología, economía y cuestiones referentes a la situación del país, algunos defendiendo posiciones ideológicas por convicción y otros por conveniencia, ya sea porque al defender cierta linea partidaria, ellos se ven beneficiados con un sueldo o con un empleo brindado por el partido al cual ellos sirven y por ende de la misma manera, se sirven. En fin, lo traigo esto a colación puesto que últimamente veo como muchos jóvenes de manera abrumadora se hacen presente a la hora de formular espacios de critica hacia aquellos sectores incrustados en la sociedad que de una u otra forma, a lo largo del tiempo han venido excluyendo al sector juvenil, por considerarlo no apto y poco competente.

 Aunque no tengo a mano un estudio comparativo, tener unas juventudes es una estrategia que se sigue en casi todos los partidos clásicos de la región, aunque probablemente haya menos en contextos donde los partidos son más inestables o son plataformas en torno a candidatos. De entrada, parece razonable que los partidos quieran tenerlas. Son una fuente de formación y/o socialización política de la militancia, así como de reclutamiento de cuadros. Sin embargo, yo siempre he sido bastante crítico con el funcionamiento de estas organizaciones. Vaya por delante que no tengo más que conocimiento anecdótico pero, al ser una posición compartida con otros politólogos que han vivido más de cerca este mundo, puede que no estén tan desencaminadas.

Mi intuición es que las juventudes de "algunos" partidos políticos se han convertido (o se las emplea) como correas de transmisión de los partidos matriz. Ello supone que tiendan a reproducir los mismos vicios que ellos con algunos agravantes. En primer lugar, las juventudes tienden a mimetizarse en los más definitorio de los partidos senior: jerarquía. Si se me permite el atrevimiento, en ocasiones una jerarquía tremendamente ridícula basada en cargos de nombres rimbombantes pero, a efectos prácticos, vacíos de contenido. Carentes de remuneración (normalmente), al final trabajan cinco en la organización y poseerlos no sirve para nada. Esto lo que causa es, innecesariamente, mimetismo en las rigideces de las matrices pero sin la carga de trabajo real que comporta tener que administrar algo, dedicarse a pleno rendimiento a una tarea o que se represente a un colectivo específico.

Eso sí, lo que produce la existencia de cargos es la lógica de la competencia, porque aunque se sabe que en el corto plazo no existe opción de vivir de la política, si se es sagaz se puede acabar siendo captado por la organización matriz para algún "carguito" o ir en listas. Siendo tal así, se fomenta que las juventudes sean un teatro infantil de las luchas partidistas por ocupar cargos virtualmente inútiles. ¿Y cual es el resultado? Que al final el triunfador es el que se ha demostrado como más astuto en liquidar al adversario y en presentarse como dócil ante la organización madre (no pocas veces siendo su madre la propia jefa de la organización). Cuando hablamos de que hay un problema de selección de élites en los partidos, sin duda el problema de las organizaciones empieza a incubarse desde bien pronto. Las juventudes son las canteras de los más sumisos y arteros. Por supuesto, todo ello sazonado en un contexto en el que se socializa al joven para que piense que la política es aparato… y poco más.


Por último, las juventudes también sirven como agente desmovilizador de los jóvenes. Por un lado, porque los subordina a los intereses de la organización matriz, la cual decide los momentos en los cuales se deben movilizar o no, sobre el tipo de temas, y con qué orientación. La autonomía tiende a ser anulada. Pero por el otro lado también  sirven como una fuente de agotamiento de las energías para los jóvenes miembros. Hastiados tras discutir horas enmiendas y declaraciones que no les importan ni a ellos mismos – Nos interesa la posición de los partidos sobre los temas, que son los policy-makers, no de sus Juventudes – , al final se agotan. El resultado final es que se desapegan de los partidos. Los partidos matriz pueden seguir captando de vez en cuando a los más habilidosos (en trepar) de las juventudes mientras que dejan que las organizaciones se enreden en sus guerrillas sin interés.
Aunque puede haber variaciones según el tamaño del partido, esperando que cuanto más grande la organización más acentuadas estas dinámicas, al final tenemos un modelo de Juventudes muy concreto y pernicioso; el de las juventudes como correa de transmisión. Reproducen los vicios de sus mayores, agotan la energía de sus integrantes y representan más a su partido madre que a los jóvenes que llevan en el nombre.

1 comentario:

  1. espero hayan mas publicaciones! no solo para enriquecer el pensamiento si no para despertar la mente joven y lograr un mayor pronunciamiento ante el presente juvenil y evitar la utilización del sector y el transparentarizar el mismo en las políticas de estado!

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